martes, 6 de enero de 2015

Día 6: Que vienen los Reyes!!!!

Lo de que vienen los Reyes no va con segundas. No me refiero al escándalo de que se estropeen un par de carrozas en la cagalbata. Cosas que pasan. La gente debería protestar por la corrupción, no por un retraso en la cagalbata por muy mal gestionado que fuera todo.

Tampoco es una alusión al rey Filipo 6, que junto con Juancar 1, Benedicto 16 y Paco 1 hacen de esta gran nación un prodigio con dos reyes y dos papas a la vez. Al menos es algo inusual.

En realidad me refiero a los reyes de verdad, del rock sucio y el garage más sucio, a los Sex Museum que vuelven por estos fueros el 17 de enero en la Berlín.Demasiadas veces los he visto ya, pero siempre molan. Porcos, carallo....

Claro que antes toca el Sr. Krahe en la misma Sala Berlín, este jueves sin ir más lejos. También un imperdible. Para escuchar con atención y media sonrisa.
 

Por lo demás está la cosa parada. Pero en un par de días habrá novedades y conciertos y esas cosas.

Ahora la crónica de hoy: "Un café con vihuela, por favor"

Salvaje es el lado oscuro de la música y amable el lado claro. En esta ocasión visitamos la cara de luz. Un concierto de vihuela, instrumento renacentista de 11 cuerdas, emparejadas dos a dos menos una. Sonido propio, íntimo, con un amplio registro. El lugar era el Café Jam Session. El instrumentista era el virtuoso de las cuerdas Juan Manuel Vázquez, conocido por sus recitales de música medieval con Ars Anterga y de black metal con Xerión. Empezó mal el concierto. A nadie se le ocurre empezar un concierto renacentista con música medieval. El público puso mala cara, gestos contrariados, algún erudito se rasgó las vestiduras, no obstante la notable ejecución de la cantiga interpretada. La cosa se encarriló pronto cuando el músico procedió a interpretar varias fantasías para vihula de Luis de Narváez y continuó con otros autores coetáneos que hicieron las delicias del respetable. Abundante público y muy respetuoso, por cierto. El sonido de la vihuela, más dedicado a música de cámara que a locales de copas, ligeramente amplificado de forma magistral, llegaba nítido y claro a todos los rincones, favorecido por el silencio cómplice del público, notablemente entendido en estas lides y ayudado en la empresa por las magistrales palabras de Don Juan Manuel Vázquez, que introducían cada pieza con una breve historia y anécdotas del instrumento y sus compositores.
El delirio final llegó con la interpretación a dúo de una canción medieval con flauta de Irma Fernández y sobre todo el broche, la guinda, el gran final, una cantiga de Martin Codax a dúo con la guitarra eléctrica y voz de Manuel Carballo, insigne intérprete, que dejó sin palabras al público extasiado en un mar de aplausos, pogos, wall of death y alguna que otra prenda de ropa interior femenia volando hacia el escenario. 
En resumidas cuentas, conciertazo. Diferente, educativo, divertido, original. Que no sólo del rock vive el hombre.
La foto es mía, se nota. Encuadre horrible, borrosa, mal iluminada...etc...

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